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Felicitaciones

 

ZAID CARREÑO Y SAMSARA EDITORIAL

Sergio Madariaga Editor

 

Corría el año de 2009 cuando recibimos en la editorial a un escritor joven y muy entusiasta que nos mostró básicamente sus obras completas. La idea era que de allí surgiera un libro íntegro que sería su presentación como autor. Mi primera impresión entonces fue la de una persona alegre pero no demasiado optimista, a sabiendas que el nuestro es un medio donde publicar para un autor novel es un milagro, ya no digamos que encima el libro se venda y, milagro de milagros, SE LEA.

 

En ese entonces, Samsara Editorial tenía apenas dos años como empresa y estábamos en esa línea delgada entre decidirse por publicar libros para vender o tener algún tipo de línea digamos "de riesgo", donde sin duda nuestra economía no sería su punto más fuerte. Lejos estábamos entonces de los altibajos pronunciados de los años siguientes, de las decisiones terribles que por momentos nos costaron todo y, hay que decirlo, de los grandes aciertos que nos mantienen en la línea hasta hoy.

 

Pero en ese momento, después de varias lecturas, nos dimos cuenta que allí había un libro de cuentos. Entre los textos de rock, algunas poesías, y varios ensayos se vislumbraba la existencia de un libro muy sencillo pero bastante honesto. El título provino de uno de sus textos no narrativos: Crónica de un día extraño, lo organizamos para generar la mejor experiencia de lectura (una vez más, en nuestra opinión). Y, como complemento final, dejamos que Lissette Ávila, una ilustradora que también iniciaba su carrera profesional, realizara una interpretación de la portada.

 

El resultado fue uno de nuestros primeros títulos que nos tuvo completamente satisfechos, podía leerse a un autor con una voz propia, de narrativa urbana pero sin caer en la descripción de excesos y libertinajes en la que parece caer todo autor joven en este país. De una gran ternura, los eventos descritos por Zaid parecían venir como contados en una charla cualquiera con un amigo que no se veía desde hace mucho tiempo. 

 

Esa nos parece, ahora con la distancia de casi seis años pasados, la línea que nos ha marcado en un modo muy particular, la línea a seguir. En este camino hemos hecho muchos amigos, la mayoría entrañables, y cada libro es una charla que establecemos para darle forma a un fin común: el libro terminado. Y Zaid fue, sin duda, uno de los primeros en confiar en nosotros. 

 

Vendría un libro siguiente aún más sorprendente, Hégira, con una apuesta aún más personal y en gran medida ambicioso, en el mejor sentido del término. Y con ello un mayor triunfo, artístico y personal, estoy seguro que nos dimos cuenta de ello. 

 

Seis años después sigue siendo la persona sencilla y generosa que conocimos, pero con mucha más experiencia. En todo caso no han cambiado sus intereses, y eso significa que el mundo no lo ha cambiado. Eso, en tiempos como este, es sin duda otro triunfo.  

 

Con mucho gusto le dedico estas breves palabras, ha sido un gusto coincidir siempre que hemos coincidido, pero por sobre todo ha sido un gran honor.

 

Muchas gracias.

 

LA CASILLA AHUMADA

Nidya A. Díaz Sombra del Aire

 

Hoy, más que nunca, somos millonarios en contenidos; hallamos en la red una cantidad impresionante de textos de todo tipo, desde recetas de cocina en unas pocas líneas, hasta tratados completos de arte o filosofía. Lo bueno es la abundancia de riqueza, lo malo es buscar esa riqueza entre un montón de chatarra inservible y confusa. Así, es posible pasar en un clic de lo más elevado a lo más bajo, de una torrencial sacudida a un limbo superfluo y, siendo así, nos perdemos con facilidad. ¡Es tan fácil seguir la corriente de lo fácil! Somos ahora más visuales que nunca…, y más vulnerables también. Volvemos a la edad de las cavernas a comunicarnos con elementos básicos que expresan lo más básico; emoticones, por ejemplo; estamos a merced de lo que suena, de lo que nos sugieren, de lo que se antoja a vuelo de pájaro, y tendemos, en consecuencia, a profundizar poco.

 

De esta manera, abundan las fórmulas fáciles y vacías para personas poco exigentes; elementos como los top ten de absolutamente todo lo inimaginable: “Los diez libros favoritos de tu escritor favorito”; “Las diez comidas imprescindibles para el año nuevo”; “Las quince caras más extrañas del planeta”…, o bien, los encabezados al chisme de todo; de farándula, de ciencia, de filosofía o de lo que sea. En resumen, hablamos de encabezados dotados de un buen toque de morbo que obtienen en un tris cientos, miles o millones de clics, y que dan la impresión al consumidor promedio, de estar adquiriendo “cultura fácil para gente ocupada”. Aunado a esto, son pocos los productores de contenidos que se arriesgan y optan por textos profundos, más allá de lo “vendible” a corto plazo, más allá del morbo o de las modas que nunca fallan.

 

Con todo y para suerte de las personas críticas y exigentes en cuanto a su dieta de contenidos, existen también tesoros en la red emergidos del corazón del quijotesco quehacer cultural. Por sitios de este tipo es que no toda la Internet está llena de zombis y, por el contrario, es también un lugar para compartir y gozar desde las elevadas esferas del pensamiento profundo. Nos referimos a lugares en la red como La casilla ahumada de Zaid Carreño; un remanso tertuliano dedicado al cine, a la música y a la literatura; un excelente lugar, integral y relajado, para quedarse un rato a pensar, a versarse sobre música, a gozar literatura, a ver un video y a relajarse.

 

Por supuesto que ante la inmensa marea de lo fácil, este tipo de sitios cumplen la titánica tarea de alentar al lector a ser mucho más activo y creativo. Como no se consumen como lo netamente comercial, estas iniciativas deben surgir de algún misionero cultural; un mártir en muchas ocasiones que invierte sus ahorros para abrir un sitio de calidad en la red, que en la mayoría de los casos no cuenta con algún patrocinio alternativo y que se desvela durante muchas noches haciendo contenidos, corrigiendo los de otros, editando y programando entrada, etcétera.

 

Es por ello que la supervivencia de un sitio como La casilla ahumada, siempre es motivo de felicidad; es motivo de orgullo no sólo para quien lo crea con toda su entrega, sino para la sociedad en general que da cabida a estos quijotescos seres y que, a su vez, se nutre de ellos. Es un triunfo para quienes participamos del mismo oficio, pues lo ejercitamos con convicción y bajo la premisa de promover el pensamiento crítico desde todos sus ángulos y en todas sus vertientes.

 

En el equipo de Sombra del Aire queremos reconocemos el esfuerzo que Zaid Carreño ha realizado para dar vida a La casilla ahumada; hemos visto su evolución, la evolución de sus formas y colores, la inclusión de contenidos nuevos y variados, y la filosofía que motiva cada una de sus entradas, así como el talento que desborda este maravilloso escritor-editor comprometido con la difusión cultural y con la escritura misma. Porque compartimos el quehacer y sabemos que hoy las propuestas verdaderas, las de valor, las mejores, deben venir de escritores independientes, arrojados e insumisos, dispuestos a defender su libertad creativa y su calidad literaria ante todas las cosas y ante todas las corrientes y las modas pasajeras. Por eso estamos con Zaid Carreño y celebramos un año más de La casilla ahumada haciéndola nuestra; pues, además de que nos hermana el amor a la literatura, este tipo de sitios son un triunfo y un deleite para todos, y son orgullo y razón para continuar en pie de lucha, promoviendo contenidos que vayan más allá de la lectura comercial y efímera; es decir, contenidos profundos y de calidad.

 

Por todo lo anterior, te deseamos ¡feliz cumpleaños, Casilla ahumada! Larga vida de letras, de música de todos los géneros, de cine, de tertulias, de confrontación, de pensamiento, de crítica, de sentido, de ideales, de buena vibra, de sabiduría, de disertaciones elevadas, de satisfacción, de buenas noches, mejores tardes y excelentes mañanas, de sonrisas encontradas, de tinteros llenos y vacíos, de escritores noveles y consagrados, de triunfos y muchos lectores, de compromiso con la cultura, de intercambio de ideas, de estrellas y lunas y soles y tiempo… mucho tiempo más de creación.

 

Ser infinito

ESPACIO CULTURAL

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