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Quijotadas Literarias

De la influencia de la literatura en el Heavy Metal.

 

Era 1840 cuando el oscuro y para algunos, perturbado escritor Edgar Allan Poe fallecía en la pobreza en Baltimore (EEUU). El genial pero atormentado escritor había dado la pauta para lo que sería la cultura popular del siglo XIX hasta nuestros días. Una manera de ver la vida desde las sombras. Donde la muerte y los pecados asechaban por oscuros callejones que adornaron una nueva manera de ver el mundo en sí.

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Ya Dante había visto esta oscuridad del corazón humano, pero Poe lo había hecho realmente visceral y trascendente. Aquellas historias que  conoceríamos en sus “narraciones extraordinarias”, (aquella recopilación que nos trajo Cortázar al traducirla en nuestro idioma), serían las lecturas obligadas de aquellos jóvenes que vivían con la necesidad de expresar de igual manera la perversidad y la oscuridad implícita en nuestros corazones, llevando a la revolución del rock más allá de ser transgresor del orden social y transformándolo en una verdadera expresión de todo aquello que por siglos, la parte ritualista que nos hace humanos, conservaba como tabú. El medioevo con sus mitos, leyendas y secretos, impulsó esta forma de creación que se enriqueció con las metáforas de Blake y de Baudelaire. El “demonio” medieval había renacido como el transgresor y las voces de ultratumba y los espíritus que reclaman justicia tenían nuevamente voz. Pero esta vez serían rugidos de estridentes guitarras, bajos continuos penetrantes, percusiones demoledoras y voces que llegarían a estar tan cerca a las angelicales tonadas de la música sacra que, como Lucifer, sería tan contrario y tan cercano a lo sagrado, que sería condenado al infierno del señalamiento y el chivo expiatorio de múltiples males que aquejaron a la juventud en las últimas tres décadas del siglo XX.

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Pero la ignorancia de los que abrazan la fe ciega, no ha evitado que esta riquísima expresión musical creciera más allá del tiempo y la moda. El Heavy Metal es hijo del expresionismo, en la literatura, nieto de la música gótica y de Bach, bisnieto de Dante y más cercano el más preciado hijo de las letras de los poetas malditos.

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Cómo no apreciar aquellas letras salidas de los mismos oscuros callejones de los barrios bajos de las ciudades americanas e inglesas, que traían de nuevo al discurso, los seres que atormentaban a los niños, los demonios que hipnotizan y los grandes males de la guerra, la crueldad y la sangre derramada sin sentido, desde que Ozzy Osbourne fue más allá con Black Sabbath, una obvia referencia a todo lo que explicamos anteriormente.

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Cómo no sentir entre las sombras de la habitación a aquel “Sandman”, el tormento de los niños antes de dormir, que James Hetfield describe mientras el riff de su guitarra acompaña la oración de un niño pidiendo que, si muriera hoy, su alma se fuera en paz.  Cómo no sentir el dolor de un hombre en medio de un sendero oscuro que lo lleva a lo desconocido mientras Steve Harris con sus cuatro cuerdas y su doncella de hierro (Iron Maiden) nos llevan a sentir ese miedo a la oscuridad (Fear of the dark) o el dolor de la muerte y la belleza de la vida, esa dualidad que hacen la obra maestra del rock que se resume en una figura tan literaria y hermosa como lo es una lluvia en noviembre, interpretada por Guns N´Roses. Y así podríamos continuar con Queen y la belleza de la música encarnada en la voz del inmortal Freddy Mercury, el mismo que luchó por la igualdad de género y el derecho a amar a quien se quiera sin importar quien sea. A Kiss y sus mutaciones, siempre haciendo de su propia música una combinación de ternura y sadismo para los no entendidos. Del Glam del brillante Dee Snider y sus Twisted Sisters, quien además defendió ante las cortes de los Estados Unidos el derecho de expresión del Heavy Metal, al cual se le querían infundir culpabilidades por suicidios y asesinatos cometidos por jovencitos que fueron olvidados por la misma sociedad que el rock se ha encargado de desenmascarar. Podría continuar horas y horas describiendo a todas y cada una de mis bandas favoritas y su aporte a la cultura y a mi vida como lector, músico y ser humano. Pero la riqueza de este movimiento cultural que ya pasó como novedad, se ha convertido en los fundamentos de los nuevos movimientos musicales que llevan a los jóvenes a revelarse contra lo establecido, aunque ahora de una manera más comercial y pausada. Pero, aun así, es y será inmortal.

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Los invito lectores a que sigan disfrutando de las extraordinarias letras y magistrales interpretaciones de estas maravillosas bandas y que no olviden que sin los hermanos Grimm, sin Dante, sin Baudelaire, sin Dostoievski, sin William Blake y sin Edgar Allan Poe no habría Heavy Metal; porque así les duela a muchos, este conjunto de hombres y mujeres que construyeron este movimiento, pueden llegar a ser de los artistas más cultos de la historia de la música popular.

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Termino esta quijotada diciéndoles que la verdadera esencia de los artistas es transgredir con su arte para dejar una huella, abrir los ojos a otras formas de ver el mundo y rescatar todo aquello que la historia y la memoria colectiva ha dejado atrás y recrearlo para hacer algo nuevo y mejor. Por eso es que amo el Heavy Metal y todas sus corrientes y expresiones. Porque el demonio es demonio no por hacer el “mal”, simplemente no quiso hacer lo que se le mandaba, tuvo iniciativa y conciencia de hacer lo que se le vino en gana. Porque la vida es una y si ser rebelde nos hace escribir como Poe, tocar la guitarra como Steve Vai o pintar como Dalí, prefiero ser excomulgado ya mismo y hacer de mi vida una extraordinaria canción.

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Es todo por hoy y como siempre, sigan escribiendo.

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