EL MANIFIESTO DE LO INFINITO.

El Manifiesto de lo Infinito arriba entre la abulia de lo consuetudinario, el rechazo hacia la disposición y el apego que los humanos, aquí denominados Periféricos, exhiben ante un vacío existencial, anegados en deseos materiales, llamados de auxilio que camufla la pandemia heredada del siglo XX: la soledad.

Zaid Carreño principia una proclama ambiciosa, una perpetuidad que invita a la colaboración de un número reducido de seres que van más allá de lo humano -los Infinitos- a continuar elaborando en sus páginas, la redefinición /redención del ser.

El término humano ya no se supone benigno, dado que estos se encuentran en el claustro de sí mismos; brindan a los temas baladíes, a las acciones frívolas e insustanciales una relevancia melodramática que consiente el destierro de la curiosidad innata en el hombre por trascender los límites en busca de la verdad.

Dentro de estas páginas, Zaid nos invita, como en Hégira, a realizar un viaje introspectivo, mirando en el abismo, parafraseando a Nietzsche, arriesgándonos a caer imperecederamente en un trayecto calmo y sin tangentes,  redescubriendo las paredes que no se tocan, que caen, con el fin último de transitar dentro de un conducto por el que no se sale sino a transformar el mundo, lo humano ha quedado atrás, seamos Infinitos.

Alberto Curiel